"EL PLACER DE LO NUESTRO"

La primera vez que leí a cerca de la diferencia de sabor, olor y textura que hay entre una verdura o fruta cultivada de forma convencional, y una fruta o verdura cultivada de forma ecológica tuve mis dudas. Pero cuando probé mi primer melocotón ecológico entendí de lo que hablaban. Los aromas, el dulzor y la jugosidad que presentan dichos productos es extraordinaria. Entonces recordé el verdadero sabor, olor y color de los tomates que cultivaba mi tío Rafael, ¡deliciosos! Y desde entonces, he soñado con poder cultivar mis propias verduras y hortalizas.

Debo decir que el placer de consumir lo que uno siembra va más allá de toda explicación. Mientras metemos nuestras manos en la tierra, no sólo estamos realizando un trabajo que nos traerá la recompensa cuando nuestras verduras estén en su punto óptimo de recogida, sino que también, estamos interactuando con nuestra Madre Tierra, volvemos a reconocer que gracias a ella podemos experimentar nuestra existencia y que ella nos nutre y nos provee de todo lo que necesitamos para vivir en armonía y salud rememorando lo que el hombre viene haciendo desde tiempo inmemorial.

Aquietamos nuestra mente al concentrarla en el trabajo manual que llevamos a cabo, lo que nos aporta tranquilidad y relax. Los que tengáis un poco de terreno, un balcón o una terraza, tendréis la suerte de estar en contacto con los elementos (el agua del riego, la tierra donde sembráis; el aire y el fuego que aporta el sol). Pero, incluso los que no dispongáis de ningún espacio exterior, podéis cultivar todo tipo de verduras y frutas en el interior de vuestros hogares.

Hoy en día hay todo un mundo desarrollado en torno a llevar a cabo nuestros propios huertos caseros, desde mesas de cultivo hasta macetas, o incluso cultivos hidropónicos que se basan en la omisión de tierra para el cultivo. También hay muchísima oferta en cuanto a semillas ecológicas de todo tipo y productos de prevención y tratado de plagas también totalmente inocuos.

Desde aquí os animo a que le arañéis unos minutos ¡o mejor unas horas! a la televisión o al ordenador, o simplemente a los problemas de cada día, y os pongáis manos a la obra bien sea con una pequeña maceta de tomates cherry (¡qué ricos!) o con todo un vergel de hortalizas, frutas y verduras. A los grandísimos beneficios de comer alimentos libres de químicos le vais a añadir el placer de coger el fruto maduro directamente de la planta y llevároslo a la boca cargado de vida y energía amen de mantener todos sus nutrientes intactos.

Y si le queréis añadir un plus a vuestro huerto, utilizad vuestra mente creativa para cargar las semillas que plantéis con todas aquellas energías que deseéis atraer a vuestra vida. Amor, prosperidad, salud…¡Será un éxito garantizado!

Un fuerte abrazo,

Inma Rosa.